características e historia
Fue el gran avicultor, Joaquín del Castillo quien inicia, en 1926, una recolecta de huevos por los cortijos de la campiña andaluza, los cuales incuba en su “Granja Santa Matilde” de Utrera. Las aves recogidas eran de muy variado colorido, con un alto porcentaje de negras, alta frecuencia de gris-ceniza y varias de color franciscano, con toda clase de mezclas.
Las gallinas recolectadas presentaban una cresta sencilla, algunas veces con apéndices laterales. Sus huevos eran de cáscara blanca, rosadas o morenas, con un peso exagerado de 80 gramos. La puesta oscilaba, la mínima de 50-55 anuales, las máximas de 180-190 y las medias de 100-110. Obteniendo 191 pollitas de su primera incubación, para la futura formación de la raza uterana.
Éste es sólo el comienzo de una raza que, con el transcurrir de los años, llegó a convertirse en una especie en peligro de extinción.
A partir de 1930, fue cuando se inició la selección de la morfología y el color de las gallinas utreranas, obteniéndose 3 variedades: una blanca, una franciscana (barrada en negro) y una negra. Durante 5 años se fueron haciendo selecciones para mantener el ejemplar negro.
También había color franciscano al inicio, pero muy imperfecto y sucio, el cual se mejoró mucho con el proceso de selección del colorido. Igualmente, ocurrió con el blanco-sucio de segregación de las azules por el doble homocigoto del gen Bl. Para ese entonces, en España, era extraño encontrar gallinas blancas.
Posteriormente se obtuvo una cuarta variedad: la perdiz, posiblemente extraída de gallinas negras imperfectas, obteniéndose pollitos aperdizados. No obstante, para la selección del tipo corporal y su morfología, siguieron el patrón de la andaluza azul.